miércoles, 5 de marzo de 2014

Entrevista con Yutaka Kurita Shihan por Liese Klein

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Entrevista con Yutaka Kurita Shihan por Liese Klein



marzo 5, 2014 en Historia por Alejandro Villanueva
La entrevista que publicamos en esta entrada fue llevada a cabo el 12 de Junio de 2001 por Liese Klein, Jefe Instructor de Fire Horse Aikido, durante el Segundo Campamento de Verano de la Birankai International en San Diego, California. Fue publicada originalmente enaikidosphere.com.
Sobre Yutaka Kurita

Nacido en 1940, Kurita Sensei comenzó su entrenamiento de Aikido en 1958 y se convirtió en uchi deshi en 1959 donde se unió a Tamura, Chiba y Kanai. Fue un alumno entregado de O Sensei y permaneció con él en el Hombu Dojo hasta su fallecimiento en 1969. En 1979 viaja a México donde se establece y comienza a enseñar Aikido en Ciudad de México como representante del Aikikai. Kurita Shihan ostenta en la actualidad el grado de 7º Dan, Shihan del Aikikai, y es Director del Kurita Juku Aiki. Realiza seminarios de modo frecuente alrededor de México y los Estados Unidos.

Entrevista con Yutaka Kurita Shihan
Por Liese Klein
Liese Klein: Sensei, primero ¿cómo comenzó en el Aikido?
Kurita Yutaka: Yo estaba en una tienda de libros y vi un libro escrito por Kisshomaru Sensei. Yo había practicado algo de Judo y Kendo en el colegio, pero yo siempre estaba interesado en leer y saber más sobre otras formas de Budo.
Liese Klein: ¿Usted es de Tokio?
Kurita Yutaka: Sí, yo nací en Tokio. Soy un verdadero “Edo-ko” [nativo de Tokio].
Liese Klein: ¿Cuál fue su primera impresión sobre el Aikido?
Kurita Yutaka: Yo no entendía nada sobre el Aikido. El libro que encontré era difícil de comprender – Kisshomaru Sensei usaba un lenguaje muy abstracto. Pero yo estaba muy interesado en este arte marcial, y quería conocer más. Afortunadamente la dirección del Hombu Dojo estaba escrita en la parte posterior del libro.
Todavía cursaba mi último año en la secundaria cuando por primera vez visité el Hombu dojo. Fui a la clase de las tres de la tarde y vi a Kanai Sensei tomando ukemi. Yo no entendía lo que ocurría pero lo encontré muy interesante. Me uní el día siguiente. La esposa del Doshu estaba trabajando en la oficina del dojo, y ella me dio todos los formularios y recibió mi pago.

Liese Klein: ¿Cómo era entrenar en ese período de tiempo?
Kurita Yutaka: Kanai sensei era cinto blanco en esa época y Chiba Sensei era nidan. Yo tenía 19 años cuando me uní. Kanai Sensei era unos meses más joven que yo, pero era mucho más avanzado en el Aikido. Me hice amigo enseguida de Kanai Sensei y de Chiba Sensei porque mi idea era que si querías aprender más rápido, era mejor tener cercanía con los uchideshi.
Chiba sensei era un alumno mayor, y era casi como Waka Sensei en su comportamiento. Era muy fuerte y tenía un poder asombroso. Kanai Sensei todavía era cinto blanco pero estaba aprendiendo muy rápidamente y mejoraba a un ritmo muy veloz. Al comienzo yo no sabía quién era quién en el dojo. Nadie me presentó formalmente a nadie. Tenías que hacerte amigo de alguien para saber cómo funcionaban las cosas.
A Chiba Sensei le fue encomendado el cuidado del shinzen – el kamiza especial en el Hombu Dojo. Se mantenía como un santuario o altar para los ancestros, con arroz y sake, etc. Había que arreglarlo cada día de forma muy cuidadosa. Le pregunté a Chiba Sensei cómo aprendió a hacer este importante trabajo y él me gritó: “¡Lo tienes que averiguar tú mismo!”Liese Klein: ¿Cuáles fueron sus primeras impresiones de O Sensei?
Kurita Yutaka: La primera vez que le vi yo no sabía quién era. Tenía el pelo blanco, barba blanca – era la imagen perfecta de un abuelo. Se parecía mucho a mi abuelo. Pasó un buen tiempo hasta que me di cuenta que detrás de esta imagen de abuelo había un asombroso artista marcial. En el mundo del Budo este hombre era tan importante, quizás el artista marcial más importante del Japón. Era asombrosa la cantidad de personas que visitaban a O Sensei. Gente como Haga Sensei, quien fue alumno de Nakayama Hakudo, el maestro de espada.
Liese Klein: ¿Cómo decidió mudarse al dojo?
 Muchas personas decían que querían ser uchideshi, pero solo duraban un día. Abandonaban porque el entrenamiento era verdaderamente duro y la comida era muy escasa. Kurita Yutaka: Empecé a entrenar más y más. Primero la clase de la tarde, luego las clases de la mañana y de la noche. Cada día practicaba por lo menos tres horas.
Quería convertirme en uchideshi y entrené lo más duro que podía. Terminé mis estudios de secundaria en Abril de 1959 y fui a reunirme con O Sensei en Agosto de ese año. Kisshomaru Sensei me dijo: “quieres ser un uchideshi, ¿cierto?”. Me llevó a las habitaciones de O Sensei, y éste acordó aceptarme. Yo era el de menor rango – en esa época Tamura Sensei era el uchideshi mayor, seguido por Nishiuchi, Chiba, Sugano y Kanai.
Yamada Sensei se había ido a Nueva York el año anterior. También había “jun-uchideshi”, que estaban considerados como uchideshi pero no pernoctaban en el dojo. Los soto deshi pagaban sus cuotas y estaban un poco fuera del sistema.
De los uchideshi, Kanai Sensei y yo éramos los únicos cintos blancos.
Era muy difícil convertirse en uchideshi en aquella época. La lista se mantenía corta. Muchas personas decían que querían ser uchideshi, pero solo duraban un día. Abandonaban porque el entrenamiento era verdaderamente duro y la comida era muy escasa.
No teníamos nada de carne y comíamos pescado solo de vez en cuando. No nos daban café, ni frutas, ni dulces, ni siquiera cerveza. Nuestras comidas consistían en algunos vegetales, arroz y sopa miso. De vez en cuando algunos de los miembros más pudientes nos traían regalos o nos invitaban a comer afuera. Pero la vida en el dojo era bastante difícil.
Liese Klein: ¿De qué manera era su vida como uchideshi?
Kurita Yutaka: Yo era el de menor rango y a menudo nos mandaban a acompañar a O Sensei a su dojo en Iwama. Solíamos ir allá y trabajar en el jardín, cortar madera, y hacer muchas tareas. O Sensei cultivaba rábanos daikon, zanahorias y otros vegetales.
En Iwama nosotros tomábamos una clase especial de bokken en la mañana con O Sensei, una clase cerrada para el público. A menudo solamente éramos tres o cuatro personas – Saito Sensei, a menudo Chiba Sensei, y unos cuantos otros. En la noche había una clase detaijutsu, pero tampoco había mucha gente en esa clase. O Sensei enseñaba todas las clases; o Saito Sensei las enseñaba si O Sensei no podía. Pero ninguno de nosotros sentíamos que éramos instructores en verdad – nosotros solamente éramos discípulos de O Sensei. Todos éramos embajadores del arte de O Sensei. Así es como son las cosas en el Budo tradicional japonés.
De regreso a Tokio, Osawa Sensei estaba a cargo. Antes de la guerra Osawa Sensei llevaba un bar, pero Kisshomaru Sensei le había llamado de regreso para ayudarle en el Hombu Dojo. Osawa Sensei ya era 7º Dan en el momento en que yo me uní.
Los otros instructores en ese tiempo, además de O Sensei, eran Tada Sensei y Arikawa Sensei, ambos 5º Dan. Tamura Sensei era 3er Dan y enseñaba fuera del dojo. A menudo yo iba a la clase de las tres de la tarde dada por Tada Sensei y algunos de los instructores más jóvenes. Kisshomaru Sensei enseñaba en la mañana y en la noche. Osawa Sensei enseñaba la clase de las ocho de la noche.
Liese Klein: ¿Cuáles fueron sus experiencias con O-Sensei?
Kurita Yutaka: Bueno, una de mis primeras tareas cuando me mudé al dojo fue la de preparar el baño de O Sensei. Él tenía una bañera tradicional japonesa que se calentaba con madera. Yo calentaba el agua, luego sacaba la madera del horno y llamaba a O Sensei. Había una distancia considerable desde las habitaciones de O Sensei hasta el baño, así que para el momento en que llegaba el agua se  había entibiado un poco y estaba perfecta.
Chiba Sensei y Kanai Sensei me dieron un día el trabajo de preparar el baño. Por supuesto que se me olvidó sacar la madera, y cuando O Sensei sacó el cubo de la bañera, el agua estaba hirviendo. ¡Se puso furioso!
Entró intempestivamente al cuarto de los uchideshi, que quedaba cerca, y comenzó a gritarle a Kanai Sensei. “¿Quién ha hecho esto? ¿Kanai, me estás tratando de matar?” ¡Estaba verdaderamente molesto! Salí corriendo tan pronto escuché sus gritos. Entonces O Sensei nos llamó a todos al cuarto de los uchideshi y exigió saber quién había cometido el gran error. Yo di un paso hacia delante y admití mi error. Dado a que yo era el menor, salí bien librado pero O Sensei me advirtió: “¡Lo haces otra vez y estás fuera!”También me acuerdo lo extraño que fue que yo comencé a enseñar casi de inmediato. Cuando un instructor estaba fuera o enfermo, el sistema consistía en que el primer uchideshi disponible era el que daba la clase. ¡A veces un cinto blanco como yo estaba enseñando a personas con rango de 5º o 6º Dan en la clase! Alguien solía quejarse si eso ocurría. La respuesta de O Sensei era que los uchideshi eran los más calificados porque conocían los “kaeshi waza”, las técnicas secretas. Él decía que enseñaba los “kaeshi waza” solamente a los uchideshi.
Liese Klein: ¿Cómo era tomar ukemi para O Sensei?
Kurita Yutaka: Yo era muy malo tomando ukemi para O Sensei. También había otros instructores que tampoco eran muy buenos, pero yo era el peor. Una vez tuvimos una demostración y todos los uchideshi estaban allí, en fila y en seiza, para tomar ukemi en el orden de rango. O Sensei llamó a Tamura, Chiba, Nishiuchi y para el momento de mi turno yo había estado en seiza durante una hora. Mis piernas estaban completamente dormidas. Me incorporé e inmediatamente me colapsé en el tatami. Ese fue el fin del cuento.
Liese Klein: Al ver el pasado y sus experiencias, ¿qué fue lo más importante que aprendió de O Sensei?
 Yo creo que esa era la manera en que él me estaba transmitiendo la esencia del Aikido. No es necesariamente la técnica; es la manera de ser un artista marcial, de estar consciente. Kurita Yutaka: Aprendí mucho al haber actuado como el porteador de equipaje de O Sensei en las idas y vueltas a Iwama. Una vez, en el viaje de regreso al Hombu Dojo, estábamos cambiando de trenes en la estación de Ueno. Habíamos caminado a través de la estación y luego O Sensei se volvió hacia mí: “¡No caminas en absoluto como un artista marcial!”, dijo. Entonces me mandó de regreso a la plataforma para caminar de nuevo, esta vez como un artista marcial.
En otra ocasión estaba acompañando a O Sensei a algún lugar. Cuando los uchideshi viajábamos con O Sensei debíamos estar de pie a la derecha y un poco hacia delante como una especie de guardaespaldas. Si alguien estuviese en el camino debíamos empujar o quitar a la persona y proteger a O Sensei. Creo que yo debí haber sido bastante malo en este deber porque una vez O Sensei me dijo: “Vete a mi izquierda. Yo seré tu guardaespaldas”. Entonces fuimos caminando con O Sensei actuando como mi protector.
Si uno lo piensa, él me estaba haciendo ser consciente de que el peligro podría venir de cualquier lado. Hay que tener cuidado en ambos lados. Yo creo que esa era la manera en que él me estaba transmitiendo la esencia del Aikido. No es necesariamente la técnica; es la manera de ser un artista marcial, de estar consciente.
Liese Klein: ¿Cómo terminó enseñando en México?
Kurita Yutaka: Cuando O Sensei murió en 1969 decidí abandonar el Aikido. En esa época todos mis contemporáneos se habían ido del Japón y del Hombu Dojo para enseñar en el exterior. Yo abandoné el Aikido y comencé a trabajar para un número de compañías automovilísticas. Durante ocho años no tuve nada que ver con el Aikido.
Entonces en 1977 Chiba Sensei me localizó y me pidió regresar. Él había regresado al Hombu después de años en Inglaterra. Chiba Sensei me dijo: “Te necesitamos. Tienes que regresar”. Entonces comencé a entrenar de nuevo, y me fui a México en 1979.
Liese Klein: ¿Qué tal es enseñar Aikido en una cultura diferente?
Kurita Yutaka: Cada cultura tiene su propia manera de pensar. En México la obsesión cultural es de ser fuerte y poderoso. Yo creo que es porque México es un país en desarrollo buscando convertirse en una nación más poderosa. Sin embargo eso hace difícil en México el transmitir un arte como el Aikido en el cual se intenta no depender tanto en la fuerza ni en el poder.
También hay una dificultad en superar la barrera del idioma y tratar de comunicar conceptos muy abstractos. Con mucho en el Budo se intenta transmitir ideas que están fuera de la lógica. La gente quiere la lógica – quieren saber por qué algo se hace de una manera y no de otra. El Budo está más basado en el instinto y en el sentir, mas que en la lógica. Es como cuando uno envaina la espada durante la práctica de Iaido. Sólo se puede sentir dónde está la punta del sable cuando lo retornas a la saya. No hace falta mirar hacia abajo cuando se envaina un sable.

Liese Klein: ¿Cuál es su impresión de cómo se está transmitiendo el Aikido después de la muerte de O Sensei?
 Kurita Yutaka: No se está transmitiendo.
 Hay que trabajar en lo básico. Todo lo que hacía O Sensei era lo básico, y esa idea no se está comunicando. Hace falta enfatizar los elementos básicos en América y en las demás partes del mundo. La gente necesita ser consciente de la importancia de los elementos básicos. Los elementos básicos deben ser sólidos y deben ser exactos. Nikkyo y otras técnicas se hacen de una cierta manera. No se puede progresar hacia las contra-técnicas o las variaciones hasta que los elementos básicos estén establecidos. No creo que esto esté siendo transmitido alrededor del mundo. Hay que trabajar en lo básico. Todo lo que hacía O Sensei era lo básico, y esa idea no se está comunicando.
Sin duda una entrevista muy interesante. A continuación podemos ver un vídeo del trabajo de Kurita Shihan durante la celebración de un Seminario Nacional en México en 2009. Esperamos que os resulte interesante.

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